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MISION

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Medellín, Colombia
Somos una comunidad laical constituida por familias cristianas inmersas en la iglesia católica con la identidad de las Hijas del Fiat, cuyo objetivo es la búsqueda de la unidad y restauración familiar a través de la evangelización y conversión de los integrantes del núcleo de la sociedad, basados en una directriz netamente cristiana que conlleve a la vivencia de Jesús como modelo de amor, respeto y entrega.

VISION

En el 2019 la Comunidad Familias del Fiat se constituirá en una sociedad de hermanos fuertemente consolidada con la presencia de grupos etarios que incluyan la participación de niños, adolescentes y adultos y dentro de ellos la formación de ministerios de evangelización.

Además se contará con la implementación de actividades sociales que irán encaminadas al beneficio de las familias asistidas.

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL AMOR EN FAMILIA: CONOCER


Formar a nuestros hijos en la afectividad es ayudarlos a desarrollar su capacidad de amar. El amor se transmite principalmente en la familia.
LA FAMILIA
"La familia es una íntima comunidad de vida y amor" cuya misión es "custodiar, revelar y comunicar el amor" con cuatro cometidos generales (Familiaris Consortio):
*Formación de una comunidad de personas
*Servicio a la vida
*Participación en el desarrollo de la sociedad
*Participación en la vida y misión de la iglesia
Aprender a Amar
La capacidad de amar es resultado del desarrollo afectivo del ser humano durante los primeros años de su vida. El desarrollo afectivo es un proceso continuo y secuencial, desde la infancia hasta la edad adulta.
La madurez afectiva es un largo proceso por el que el ser humano se prepara para la comunicación íntima y personal con sus semejantes como un Yo único e irrepetible; y que debe desencadenarse al primer contacto del niño con el adulto perpetuándose a lo largo de su existencia.
A pesar de que el hombre fue creado por Dios con una capacidad innata para amar, el crecimiento y la vivencia del amor se realiza a través de la experiencia que el hombre va adquiriendo a lo largo de toda su vida. En el contexto individual de cada persona, esta experiencia se ubica en su familia.
En la familia es donde se hace posible el amor, el amor sin condiciones; los padres que inician la familia con una promesa de amor quieren a sus hijos porque son sus hijos, no en razón de sus cualidades. "La familia es un centro de intimidad y apertura".
Es en el seno familiar donde cultivamos lo humano del hombre, que es el enseñarlo a pensar, a profundizar, a reflexionar. Es en el ámbito de la familia donde el hombre aprende el cultivo de las virtudes, el respeto que es el guardián del amor, la honradez, la generosidad, la responsabilidad, el amor al trabajo, la gratitud, etc. La familia nos invita a ser creativos en el cultivo de la inteligencia, la voluntad y el corazón, para poder contribuir y abrirnos a la sociedad preparados e íntegros. El amor de la familia debe trasmitirse a la sociedad.
La familia es el primer ambiente vital que encuentra el hombre al venir a este mundo y su experiencia es decisiva para siempre.
"La familia, dice Juan Pablo II, es la primera y más importante escuela de amor". "La grandeza y la responsabilidad de la familia están en ser la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente en donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios".
Todo se relaciona con el misterio del Padre que nos ha creado por amor y para que amemos. Nos ha hecho a su imagen y semejanza, todos somos hijos suyos iguales en dignidad. Para revelarnos su paternidad de amor "nos hace nacer del amor" de un hombre y de una mujer e instituye la familia; ella es el lugar del amor y de la vida, o dicho de una mejor manera: "el lugar donde el amor engendra la vida".
Amor conyugal, modelo de amor para los hijos.
"La familia es la primera y fundamental escuela de sociabilidad, como comunidad de amor encuentra en el don de sí misma la ley que le rige y le hace crecer. El don de sí que inspira el amor mutuo de los esposos, se pone como modelo y norma del don de sí que debe haber en las relaciones entre hermanos y hermanas y entre las diversas generaciones que conviven en la familia. La comunión y la participación vivida cotidianamente en la casa, en los momentos de alegría y de dificultad representan la pedagogía más concreta y eficaz para la inserción activa, responsable y fecunda de los hijos en el horizonte más amplio de la sociedad"(Familiaris Consortio)
Alguien dijo que "se puede procrear fuera de la familia, pero sólo en familia se puede educar", y educar para amar sólo se puede en el ámbito de la familia: amando. El ejemplo es el mejor método para educar; hay una frase que dice "Lo que eres habla tan fuerte, que no oigo lo que me dices". Qué nos ganamos con decir, o pretender demostrar, amor a nuestros hijos, lo que importa es lo que ellos ven en la forma como tratamos a nuestro cónyuge.
Tenemos que entender claramente que no hay nada que eduque más y mejor a los hijos que el ejemplo de amor que ven en sus padres como pareja. Para realmente poder amar a nuestros hijos tenemos primero que amar a nuestro cónyuge.
El amor, factor de desarrollo de los hijos
El otro aspecto fundamental de la influencia del amor, dentro de la familia lo encontramos en el desarrollo de la persona, más particularmente, de los hijos.
Cada familia, aun sin pretenderlo crea un ambiente (de amor o de despego y egoísmo, de rigidez o de ternura, de orden o de anarquía, de trabajo o de pereza, de ostentación o de sencillez, etc.) que influye en todos sus miembros, pero especialmente en los niños y en los más jóvenes.
CONOCER
Amar es buscar el bien integral del otro. El que ama y sólo el que ama, conoce bien a la persona amada, porque la conoce no sólo como aparece sino como es por dentro, y más aún conoce "su posible", aquello que puede y "debe" llegar a ser. Como dice Paul Valéry "lo que es más verdadero de un individuo, lo más de él mismo, es su posible, lo que puede llegar a ser".
Partiendo del hecho de que el hombre "es un ser en proceso" pensemos que es en la familia donde más va a avanzar dentro de este proceso. Así podremos valorar la trascendencia de nuestro amor a los hijos. Nuestro amor será responsable de que ellos alcancen la estatura que deben llegar a tener, en todos los aspectos de su persona.
El que ama no sólo conoce lo que la persona amada puede llegar a ser, sino que "le ayuda a ello", le ayuda a que desarrolle todas las potencialidades que tiene y que muchas veces ignora, le ayuda a que sea lo que puede llegar a ser.
CONFIAR
La psicología afirma que el afecto estimula el aprendizaje y desarrolla la inteligencia gracias a la sensación de seguridad y confianza que otorga y que se desarrolla lentamente a través de la infancia, la niñez y la adolescencia.
La persona humana que está siempre en proceso de irse haciendo, es un ser con cierta dosis de inseguridad. El que se siente amado experimenta dentro de sí una fuerza que incrementa su seguridad.
Sentir la confianza de las personas queridas es, no sólo de gran ayuda, sino en muchas ocasiones "vital".
Confiar no significa hacerse de la vista gorda, consentir, ceder. Confiar significa creer en la persona a pesar de que los hechos estén en su contra.
Confiar en alguien implica ser paciente, saber esperar.
¿Cómo podemos infundir confianza en nuestros hijos?. Ayudándoles a que descubran sus cualidades, limitaciones y defectos. Ayudándoles a que desarrollen cualidades, animándoles y aplaudiendo sus logros por pequeños que sean, ayudándoles a que descubran a dónde pueden llevarles sus inclinaciones si no las dominan y sobre todo, haciéndoles sentir nuestro cariño. Para esto necesitamos no sólo paciencia, sino también tiempo.
Lo contrario de la confianza es descargar sobre nuestros hijos nuestro coraje e impaciencia, echar en cara sus torpezas, fallas y malas acciones, sin transmitirles la seguridad que tenemos de que pueden cambiar. El decirles "eres malo" en lugar de "lo que hiciste" es una acción mala.
EXIGIR.
Exigir es un ingrediente esencial del amor.
Sólo quién en nombre del amor sabe ser exigente consigo mismo puede exigir por amor a los demás; porque el amor es exigente. Lo es en cada situación humana.
El amor, al que San Pablo dedicó un himno en la Carta a los Corintios, es ciertamente exigente "amor paciente, servicial, comprensivo...".
Amar a los hijos no significa evitarles todo sufrimiento. Amar es buscar el bien para el ser amado en última instancia y no la complacencia momentánea. Es posible que algunas veces por amor a un hijo le generemos una frustración momentánea que en realidad lo prepara para un bien más grande.
El amor necesita disciplina.
Citamos a Ignace Lepp, en su libro Psicoanálisis del amor nos dice:
"El amor auténtico es el más eficaz creador y promotor de la existencia. Si tantas personas - bien o mejor dotadas - siguen siendo tan mediocres, se debe a menudo, a que nunca han sido amadas con un amor tierno y exigente"
Trascendencia del amor
El amor auténtico vivido en la familia debe alcanzar a la sociedad, la familia debe salir de sí misma y compartir esta vivencia profunda del amor entre ellos que es un reflejo del amor de Dios Padre.
Los Apóstoles comprendieron que el matrimonio y la familia es una verdadera vocación que proviene de Dios, un apostolado, el apostolado de los laicos. Estos ayudan a la transformación de la tierra y a la renovación del mundo, de la creación y de toda la humanidad.
A este respecto el Papa Juan Pablo II en la Carta a las Familias nos dice: "Queridas Familias: vosotras debéis ser también valientes, dispuestas siempre a ser testimonio de la esperanza que tenéis por que ha sido depositada en vuestro corazón por el Buen Pastor mediante el Evangelio. Debéis estar dispuestas a seguir a Cristo hacia aquellos pastos que dan la vida y que Él mismo ha preparado con el misterio pascual de su muerte y resurrección."
El amor en la familia tiene dos cometidos fundamentales:
1. Enseñar el amor, aprender a amar. Revelar, custodiar y comunicar el amor, y proyectarlo a la sociedad.
2. Ayudar a cada uno de sus miembros, especialmente a los hijos, a que desarrollen todas sus potencialidades, que lleguen lo más cerca posible, a lo que deben llegar a ser, que alcancen la vocación a la que han sido llamados por su Creador

Tomado de ACIPRENSA


HERMOSO TESTIMONIO DE "SANACION" FAMILIA GUERRA VILLA

HERMOSO TESTIMONIO DE "SANACION" FAMILIA GUERRA VILLA
Reunidos disfrutando de la gracia y el poder de Dios en su vida familiar.

TESTIMONIO DE SANACION

"TODO LO QUE QUIERAS PEDIR, PIDELO POR LOS MERITOS
DE MI INFANCIA Y NADA TE SERA NEGADO"

NUESTRA GRATITUD

A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DE QUIEN CONSTANTEMENTE HEMOS VISTO SU GLORIA!

AL MÉDICO LEONARDO Y SU ESPOSA ANGÉLICA.

A PAOLA VÉLEZ

A MARIO Y DIANA

DIOS LOS BENDIGA POR SIEMPRE!

A mediados del año 2012, nuestra hija María Paula fue invitada por una familia muy allegada a dar un paseo por uno de los pueblos del Suroeste antioqueño, de regreso a la ciudad de Medellín, en uno de los parajes recreativos, deciden tomar un baño en piscina del que disfrutarían por horas. Todo transcurría normal aquella semana, hasta cuando su piel empezó a tornarse con manchas blancas generalizadas en las extremidades superiores e inferiores, y posteriormente en su cara, situación que cada día a día iba creciendo y empeorando.

Un poco preocupados y angustiados por dicha situación, comenzamos a consultar clínicamente por la EPS, donde le fueron enviados algunos estudios de laboratorio, tramientos con cremas y desparasitantes. Así transcurrió aproximadamente un año y medio, el caso nunca tuvo mejoría por la negligencia en los procesos de la entidad al negarle exámenes que profundizaban y posibilitaban un mejor estudio del caso.

Todos los sábados como de costumbre, asistíamos al encuentro de la oración con un grupo de familias, allí solía ir incondicionalmente un médico y su esposa, el doctor Leonardo Medina , dermatólogo de profesión, quien al observar la niña en tal condición nos manifestó estar preocupado, ya que el tratamiento que se le estaba practicando no daba muestra de buenos resultados, por lo que no dudó en un instante de querer realizarle personalmente una biopsia sobre una de las áreas afectadas .

Ocho días más tarde, era un final de noviembre del año 2013, cuando el doctor Medina practica el muestreo y lo envía a los laboratorios del hospital San Vicente de Paul para ser analizados a fondo y al mismo tiempo emitieran un concepto patológico.

Los resultados fueron entregados una semana más tarde, y con ellos en mano, tomamos la decisión de llamar inmediatamente al doctor Leonardo quien se encontraba en ese momento en la IPS Universitaria San Vicente de Paul, él muy amablemente nos responde que nos dirigiéramos hacia su consultorio para hacer revisión de los mismos. Allí en un dialogo muy ameno y consciente, casi que preparándonos para una noticia no muy positiva, nos informa que el diagnóstico de la enfermedad de la niña, era una MICOSIS FUNGOIDE, un tipo de cáncer de piel.

Aquellas palabras derrumbaban por completo la ilusión de un regalo que nos había hecho en promesa el mismo Dios , cuando en oración manifestaba su amor diciéndonos por medio de un mensaje que nos daría lo que le estábamos pidiendo, una hija. (Mensaje recibido en el municipio de El Bagre, año 2000).

Empezamos a manifestar una gran tristeza y un dolor muy profundo del cual no podíamos ocultar por medio de lágrimas y nostalgias, tal vez pensando que en poco tiempo, posiblemente, ya no estaría con nosotros.

El médico por su parte, trataba de consolarnos y fortalecernos en ese momento de angustia. Dos horas más tarde, nos indica que debíamos practicarle nueve exámenes más sobre la biopsia para determinar el grado de profundidad y evolución de la enfermedad. Entregada nuevamente la orden para estudio de la biopsia en el laboratorio del HUSVP, se nos avisa que serían entregados ocho días después.

“No te preocupes Carlitos, no va a pasar nada, vas a ver a tu niña crecer sana y salva, confía en Dios”, fueron las palabras del doctor Leonardo al ver derramar las lagrimas inconsolables de su padre.

Noches incesantes y suplicando MISERICORDIA, el día domingo como regalo de Dios, se presentan a nuestra casa algunos amigos servidores en Cristo Jesús ,entre ellos, Paola Vélez, el doctor Leonardo Medina y su esposa Angélica Albis, con el propósito de hacer oración y poner en mano de Dios dicha situación. Una alabanza fuerte y unos te AMO al SEÑOR: “Mis hijos, no se angustien por lo que les está pasando, sé que hay tristeza y dolor, pero esa tristeza se convertirá en alegría, darán un testimonio más grande de los que ya han dado.” Una vez más, Nuestro Señor manifestando su Gloria y compasión como lo hizo con la hija de Jairo o el ciego de Jericó, lo cierto es que la promesa ya estaba y la dábamos por recibida.

Nuestra hija sin saber nada de lo ocurrido, pues estaba de vacaciones en el municipio de El Bagre, fue informada por una de sus tías diciéndole que debía viajar nuevamente y con urgencia a la ciudad de Medellín para practicarse unos exámenes. Una llamada suya nos tomó por sorpresa, preguntándonos el por qué de esta decisión si sólo llevaba pocos días de haber viajado. Papá y los exámenes cómo me salieron? Una respuesta temerosa y casi que evasiva por parte nosotros: “hija en enero no tenemos tiempo para realizarte esos exámenes, recuerda que estamos trabajando y la mayoría de los médicos se van de vacaciones, háztelos y te regresas de nuevo.”

Cupo no había en el avión sino hasta el día miércoles, y el primer exámen sería realizado el día jueves a las 8 de la mañana. Mientras tanto, seguíamos en oración de suplica constante. Se sentía miedo e inseguridad por lo que fuera a pasar, a pesar de la promesa. Era tiempo de novena del niño Jesús, fueron momentos de ruegos y de pactos para con Nuestro Señor. Miércoles ocho y veinte de la mañana, desciende nuestra hija del avión, un abrazo, un te amamos mucho. Las lágrimas no se hicieron esperar. Le observamos las manchas más pronunciadas en su rostro, ¿psicosis o no?, no lo sabíamos.

Fue un día largo y pesado, esperando que llegara rápidamente el día jueves, las horas pasaban y la noche se hacía eterna. Por fin asomaba la madrugada! el día esperado, el día de la verdad y de la promesa Divina. “Pase la niña María Paula Guerra Villa”, dijo la auxiliar de muestras de aquel instituto especializado en ecografía y radiografía. El primer examen (ecografía), describía que no se observaban células malignas y que todo estaba dentro de lo normal. El segundo examen (radiografía), sería entregado diez días más tarde. La Gloria sea dada a Nuestro Señor Jesucristo!

Después de tomar un ligero desayuno, nos dirigimos hacia los laboratorios del hospital Universitario San Vicente de Paul, sección de patología, para reclamar los nueve exámenes sobre la misma biopsia que se le había mandado a profundizar; allí mientras mi esposa y mi hija reclamaban unos recibos de pago, me dirigí hacia dicho lugar. Qué necesita, preguntó la secretaria. Vengo por unos resultados de patología. Buscó rápidamente el resultado en el computador. No, aún no están listos, me respondió.

Requiero de esos resultados urgentemente, por favor colabóreme, le supliqué y le argumenté que el médico que me los iba a revisar se iría de vacaciones al día siguiente. El médico patólogo quien estudiaba el caso, me miró y me dijo: “si se espera por lo menos una hora, tal vez se los pueda entregar.” Listo doctor yo lo espero, hágame ese favor, le respondí!

Saqué una pequeña camándula denaria que cargaba en mi bolsillo derecho y comencé a recitar el Santo Rosario frente a una virgen expuesta al interior de esta sección. “Virgencita hermosa requiero de tu ayuda, mira mi angustia, mi corazón está destrozado. Te lo suplico”……Jesús es tu promesa! El patólogo sale y se dirige donde yo estaba sentado y me dice: “sabe usted cuál es el diagnóstico de su niña? Sí doctor, es una MICOSIS FUNGOIDE que equivale a un cáncer de piel, le contesté. Me mira un poco confuso y me dice:” Realmente no sé qué ha pasado, pero no observo la misma reacción del primer exámen, eso quiere decir que descartado un cáncer de piel.”

Inmediatamente caí de rodillas y glorifiqué al Señor. Mi esposa y mi hija entraban en ese momento y viéndome llorar preguntaron angustiadas: Qué pasa?

- Nuestra hija está sana en el nombre del Señor Jesús!

De esta manera queremos manifestarle a todo aquel que lea este testimonio, que Dios es un Dios vivo, de amor y de misericordias infinitas para todos los que le amamos profundamente. Sólo déjate encontrar por Él, y serás un testigo más!

FAMILIA GUERRA VILLA